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Excesiva extracción de agua del acuífero y los hundimientos 




Fecha: 2024-03-25


Por Alejandro Ramos Magaña


 


Los hundimientos diferenciales que se han venido documentando desde hace más de 60 años van ampliando su rango de extensión en la región oriente de la Ciudad de México debido a la sobreexplotación del acuífero, advierten expertos y la propia Comisión Nacional del Agua (Conagua).


Quien marcó la alarma en 1954 fue el exrector de la UNAM, Nabor Carrillo Flores, y sus estudios forzaron al decreto de veda presidencial (cero perforación de pozos de agua) para el Valle de México, pero no se cumplió y los gobiernos subsecuentes toleraron el crecimiento desordenado de la capital del país y área conurbada con todo tipo de intereses en distintos órdenes de gobierno. Los crecimientos están asociados a grandes desarrollos y usos de suelo con utilidades brutales para algunos políticos.


Se trata de un asunto de máxima seguridad, ya que esta situación eleva el riesgo de inundaciones por aguas negras, provoca agrietamientos en el subsuelo (como ocurre en Iztapalapa, Tláhuac y Valle de Chalco), y también aumenta la vulnerabilidad ante sismos fuertes.


Los geólogos y la misma Conagua señalan que, los municipios mexiquenses Valle de Chalco, Chimalhuacán, Nezahualcóyotl y Ecatepec, así como las alcaldías Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Iztacalco, Iztapalapa, Tláhuac y Venustiano Carranza (con el impacto a la Línea 9 del Metro), tienen zonas donde los hundimientos alcanzan de 22 a 44 centímetros al año, los más graves en todo el Valle de México y el país.


La zona del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) se hunde entre 20 y 25 centímetros anuales, mientras que toda la Ciudad de México registra 10 centímetros al año, en promedio.


Sin embargo, hay que subrayar que la alerta máxima se encuentra en Valle de Chalco que es la región que más se hunde como consecuencia de la excesiva extracción  del agua del acuífero y al crecimiento explosivo y anárquico de la población (El Censo del INEGI de 2020 registró: 391,731 habitantes, en una superficie total del 46.53 kilómetros cuadrados).


Los hundimientos se mantendrán generando más fallas geológicas, mientras continúe la excesiva extracción del agua del acuífero y no se traten al 100% las aguas negras, situación que durará varias décadas más, incluso en el presente siglo XXI.



Si bien los hundimentos diferenciales (que se registran a diferentes velocidades), son un problema grave, lo son más la sobreexplotación del agua subterránea y la misma escasez del vital líquido, tal y como hoy los enfrentan 17 estados del país.


Esta situación ha sido provocada, al paso de los años, en gran medida por la corrupción de los organismos operadores de agua que la sobreconcesionan más allá de los límites sustentables (relación benéfica entre ecosistemas) y sostenibles (que se puede mantener durante largo tiempo), y esto ocurre en la mayor parte de México.


No hay duda que las autoridades han permitido que el agua se convierta en una mercancía. Es inconcebible que las empresas lucren con el agua embotellada aprovechando la situación de crisis hídrica que enfrenta el centro y norte del país.


Este sí es un tema de seguridad nacional en el que se deben aplicar polpiticas públicas y programas con suficientes recursos económicos y humanos para el buen uso, cuidado y protección del agua.


Otro problema es que la Ley General de Aguas sigue congelada desde hace 11 años, y la iniciativa deberá establecer el derecho humano al agua (de calidad y a tener el servicio), y que también pondrá un alto a las concesiones eternas para extraer agua del subsuelo, entre otros puntos vitales.


Nos queda claro que los problemas se siguen acumulando debido a que las autoridades y legisladores no retoman los elementos cientíticos que varios expertos, como los del Centro de Geociencias de la UNAM, han aportado para poner orden al crecimiento de la mancha urbana, para establecer estrategias de mitigación y planeación territorial. 


Las autoridades siguen tomando decisiones unilaterales y con tintes políticos provocando situaciones catastróficas como las que enfrenta el Valle de México y otras regiones del país con las inundaciones de aguas negras.





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