Por Raquel Mendoza
La palmera en la Glorieta de la Palma no fue la única afectada por hongos en la Ciudad de México, millones de palmeras y árboles sufren algún tipo de plaga o enfermedad.
“Esto es un problema que lleva tiempo, lo de la Glorieta logró que se hiciera ruido, pero es un problema que lleva tiempo en la Ciudad de México”, comentó, en entrevista con Claro Click Informativo, el alumno de la Universidad Autónoma de Chilpancingo, Luis Casas.
“Las ardillas, las moscas, las libélulas y los mosquitos comen muérdago, defecan sobre él y luego extraen una semilla que se adhiere a las ramas, lo que permite que el muérdago crezca de nuevo”, afirmó.
Sin embargo, no es el único problema de plagas en la CDMX, en donde de 3.5 millones de árboles y de 20 mil palmeras, cerca de un millón tienen algún tipo de enfermedad. De acuerdo con Casas “existen dos bacterias y cinco hongos más. Fusarium solani, Fusarium oxisporum, Rhizoctonia spp, Cylindrocarpon spp, Pythium spp y Pestalotiopsis palmarum, y dos bacterias: Pseudomonas spp y Erwinia spp”.
Para el estudiante de Arboricultura, el hecho de que apenas se le esté presetando atención a la problemática es algo “inpensable y sumamente peligroso”, pues asegura que tener árboles muertos de pie pueden caerse”.
“Creo que el problema más grande es la indiferencia hacia estos temas tan importantes para nosotros. Los programas que se están creando surgieron por la presión y porque esperaron a que fuera un tema urgente”.
La expresión “tratar el problema de raíz”, queda ahora más que nunca, ya que, para Casas los árboles infectados por alguna plaga no son solamente peligrosos por correr riesgo de caer, “cuando un árbol no muere por su ataque, queda débil y fácilmente contrae otras plagas y enfermedades, entonces se comienza a expandirse fácilmente”.
Asegura que se trata de una problemática que pudo evitarse “si se hubiera la intención. “Muchos árboles en las calles y banquetas de la Ciudad de México se están ahogando en cemento por culpa del muérdago que nos advierte que la nutrición del árbol es inadecuada. El problema radica en la calidad de nuestros suelos, que debe mejorarse. Al permitir un rápido crecimiento urbano, estamos alentando la extinción de árboles y la introducción de especies invasoras”.
El estudiante asegura que un desafío más para la salud de los árboles es el mantenimiento continuo de la línea eléctrica de la ciudad. Para acreditarse, el sistema de poda de la empresa lo llevan a cabo organizaciones que se contratan entre sí y obtienen solo una formación muy básica. Como resultado de sus acciones, los árboles tienen pocas posibilidades de sobrevivir a la tala y el desmonte.
El agua es otro de los problemas, “Cuando los árboles están sujetos a tanto estrés hídrico por falta de agua, las plantas se hacen más susceptibles al ataque de plagas y enfermedades”.
Por
Las terribles condiciones en las que los árboles urbanos pueden vivir los hacen más susceptibles a los contagios, “como resultado de factores tales como la compactación y pobreza del suelo, la pavimentación excesiva y la siembra en lugares inadecuados, así como la contaminación del aire y del agua -incluyendo gases y aceites, así como la contaminación por partículas-, la radiación solar excesiva, el riego escaso o nulo, y interferencia con la infraestructura y el equipamiento urbano debido a la sobrepoblación y la falta de un plan de manejo, el área está en constante estado de estrés. Estos factores se combinan para hacerlos vulnerables a infestaciones y enfermedades.”
Exhortó no solamente a las autoridades, sino a los ciudadanos comunes y corrientes a cuidar de la naturaleza en las ciudades, en donde “de por sí los árboles sufren un gran estrés”.
“La tarea de crear e implementar una infraestructura urbana que no solo cumpla con los requisitos más básicos de alumbrado público y transmisión de voz y datos, sino que también permita el crecimiento adecuado de los árboles, corresponde a los ciudadanos”.
“Además de los muchos beneficios que brindan a los habitantes de la ciudad, como limpiar el aire, regular la temperatura, reducir la contaminación acústica, filtrar el agua de lluvia y recargar los acuíferos, los árboles de nuestra ciudad también ayudan a mantener en equilibrio el vasto ecosistema de la ciudad”.
Casas aseguró que la erradicación de la plaga del muérdago en la Ciudad de México debe ser el foco de un esfuerzo interdisciplinario que involucre a agencias gubernamentales, instituciones académicas y miembros de la sociedad en general.
“Al plantar huertos utilizando técnicas de sucesión, podemos ayudar a regenerar el ecosistema desde la comodidad de nuestros propios hogares. Mientras no valoremos toda la materia orgánica que producimos en nuestras casas, no podemos evitar ser parte del problema más que una solución ya que no estamos dispuestos a esforzarnos”.