Por Raquel Mendoza
Foto: Especial
El 5 de junio fue colocado el ahuehuete en la que antes era la Glorieta de la Palma, en Paseo de la Reforma, sin embargo, recientemente ha sido motivo de preocupación para los capitalinos, pues el ahuehuete luce seco y sin vida.
Tan grande fue la preocupación que la secretaría de Medio Ambiente compartió que el ahuehuete se encuentra en un periodo de adaptación, "el cambio de color y pérdida de follaje se debe al estrés fisiológico que experimentan todas las plantas y árboles cuando se les cambian de lugar", se lee en dicho comunicado.
Sin embargo, el alumno de la Universidad Autónoma de Chilpancingo, Luis Casas, asegura que "a simple vista se puede ver que se trata de un problema de deshidratación".
"El problema con la palma fueron las plagas, entonces esta vez el suelo de la glorieta recibió tratamiento preventivo, se aplicaron biológicos y se mejoró el sustrato que garantiza un buen desarrollo de raíz", por lo que para el experto se está cayendo en un error. El exceso de químicos y de procesos no favorecen a la planta, sobre todo al encontrarse en una situación "de por sí ya vulnerable" al ser trasladada desde el estado de Nuevo León.
Para Casas la naturaleza es sabia y afirma que "estos momentos de mucha lluvia le serán de gran ayuda, ya que el agua de lluvia extrae mucho nitrógeno y existirá humedad atmosférica, lo que evitará que el árbol pierda humedad".
"No se tiene que estar regando cada ocho días, se puede regar cada 15 días sin ningún problema, además es una especie que tiene una amplitud de tolerancia al ambiente, el ahuehuete está incluso en climas secos hasta húmedos", específica. Para un árbol de esas dimensiones, calcula, se debe aplicar un riego de auxilio de unos 15.000 litros cada dos semanas.
Asimismo, para el estudiante de Arboricultura, el cuidado del suelo debería de ser una prioridad. "Si compactamos el suelo se reduce la porosidad y el aire no puede traspasar hacia el sistema radical y eso se traduce en muerte del sistema radical y del árbol, sin oxígeno, no puede absorber ni agua, ni nutrimentos, y significa la muerte de la planta. Estoy de acuerdo que no debemos compactar el suelo, y menos ahorita que acaban de plantar este árbol, y que quede claro, fue lesionada parte de su raíz para poderlo traer de donde estaba a acá (la Ciudad de México) y entonces si se lesionó parte de la raíz habrá que retirar parte del follaje, balancear el árbol, que la raíz que le queda sea la suficiente para mantener el follaje", argumentó.
Casas comprende que manipular el suelo en este momento en el que el ahuehuete se encuentra en adaptación sería algo bastante riesgoso, pero cree que ha existido también una "mala comunicación y educación" con los transeúntes. "Es algo nuevo que causó mucho ruido, todos quieren ir a ver; o quienes se manifestaron y la convirtieron en la Glorieta de los Desaparecidos, estuvieron ahí, sin malas intenciones, pero dañando la tierra. No entiendo porque las autoridades no han bardeado o restringido el acceso. Es algo de vital importancia para que sobreviva".
De acuerdo con el experto, para finales de agosto tendría que aflorar el ahuehuete, esa será la señal de que el ahuehuete se ha adaptado y sobrevivirá, por el contrario, si no existen nuevos brotes, será muy probable que el árbol haya muerto.
El experto recalcó que la sobrevivencia del ahuehuete es solamente la punta del iceberg, pues las condiciones de la capital del país son las que hacen inviable cualquier planta, no solo el ahuehuete. "Cada vez estamos contaminando más el ambiente, las plantas pierden su fuerza, se debilitan y las plagas las atacan".
El ejemplar de 12 metros de altura fue el elegido por los capitalinos con más de 77.000 votos para sustituir a la palma y fue una donación de un vivero del Estado de Nuevo León y viajó más de 870 kilómetros y 14 horas en carretera hasta llegar a su destino final.