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El más reciente logro fallido de AMLO: una refinería que no refina




Fecha: 2022-07-02


The Washington Post  


El 2 de julio el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), inaugurará una refinería que no refina nada. No entrará un solo barril de petróleo ni saldrá de ahí un solo litro de gasolina de la Refinería Olmeca, ubicada en Dos Bocas. La inauguración será una simulación, un montaje motivado por el ego de AMLO: la fecha de la inauguración conmemora el cuarto aniversario de que ganó las elecciones presidenciales.


Con tal de que el proyecto estuviera en Tabasco, el estado natal del mandatario, la refinería se construyó sobre humedales, donde hubo que rellenar terreno, afectar el medio ambiente y exponer la obra a inundaciones frecuentes.


Cuando el presidente anunció su ocurrencia de construir la refinería, convocó a cuatro compañías internacionales, a las que presumió como especializadas e incorruptibles, bajo dos premisas: que costara 8,000 millones de dólares y que estuviera lista en tres años. Los cuatro grupos concluyeron que no podía salir tan barata ni terminarse tan rápido. Lo mismo dijeron expertos. AMLO los descalificó a todos y anunció que su gobierno se encargaría de la megaobra.


Esto no es algo nuevo. A casi cuatro años de su mandato, es muy difícil encontrar un proyecto que haya sido entregado en tiempo, forma, presupuesto y funcionalidad.


El costo de la refinería ya va en 14,000 millones de dólares, 75% por arriba de lo prometido. Y la semana pasada, el presidente finalmente aceptó que faltan meses antes de que pueda refinar algo, por lo que en realidad el 2 de julio se inaugurará solamente una “etapa de pruebas”. Será hasta el próximo año cuando supuestamente inicie la refinación y expertos que aseguran es poco probable que para entonces alcance su producción máxima.


El argumento de AMLO para su construcción es que quiere dejar de depender de las importaciones de gasolina. México es uno de los 15 productores de petróleo más grandes del mundo, y exporta crudo pero importa gasolina porque no tiene capacidad suficiente de refinación. El presidente tenía una mejor opción que construir en Dos Bocas: comprar una planta usada como la de Deer Park, que su gobierno adquirió hace poco en Texas, Estados Unidos.


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La planta, que tiene la misma capacidad de refinación que la de Dos Bocas pero ya estaba lista para refinar de inmediato, tuvo un costo de aproximadamente 1,600 millones de dólares. Así que con lo gastado en la Refinería Olmeca se pudieron comprar siete u ocho refinerías en Estados Unidos. Pero ese país no es Tabasco, ahí no nació el presidente ni gobierna su partido, Morena.


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La Refinería Olmeca exhibe dos de los grandes factores que han abonado al fracaso de la administración de López Obrador.


El primero es una visión de la economía de la década de 1970, en la que el gobierno debe ser el gran proveedor del país, quien organiza la actividad económica y da empleo a la gente, aunque esto sea caro e ineficiente. Una que mira con recelo a la productividad y a la empresa privada, y que padece una adicción a un Estado obeso, que termina por colapsar.


El segundo factor es el desprecio a la técnica — por considerarla un valor del neoliberalismo, al que detesta— para privilegiar la intuición de un solo hombre, él mismo, como fuente única de la acción gubernamental.


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Este factor ha llevado a que, en su gobierno, nada es lo que se dice que es y los proyectos no se entreguen ni funcionen como deberían. El recién inaugurado Aeropuerto Felipe Ángeles, que debería liberar de carga al de Ciudad de México, solo tiene una veintena de vuelos comerciales. Su proyecto del Instituto de Salud para el Bienestar hizo crecer 12% el número de personas (15.6 millones) sin acceso a la salud. Su estrategia de combate a la corrupción en la industria farmacéutica generó una escasez nacional de medicinas que aún no se resuelve. Modificó los programas sociales y ahora hay cuatro millones más de personas pobres. Lanzó el programa de reforestación Sembrando Vida, que terminó deforestando. Creó el Banco del Bienestar, que se declaró sin fondos al año y medio. Intentó vender el avión presidencial y nadie lo compró, lo quiso rentar y nadie lo rentó, lo rifó y nadie se lo ganó, y ahora dice que lo intercambiaría por alimentos. El Tren Maya no quedará completamente listo para su fecha de inauguración, ya costó mucho más de lo presupuestado y ha generado una rebelión de ambientalistas por los atroces daños contra la selva.


 





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