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Dos Bocas: el sello de la opacidad y del abuso




Fecha: 2022-09-27


Por Alejandro Ramos Magaña 

Con instalaciones inconclusas, sin conexiones y con el riesgo permanente de sufrir inundaciones,la obra emblemática del gobierno federal, la refinería de Dos Bocas, cada se vez muestra el impune sello de la opacidad.


La danza de las cifras sobre el costo final parece ser el juego preferido en Palacio Nacional. En 2019, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que el proyecto tendría una inversión total de 8 mil millones de dólares, un año después brincó a 9,800 millones, pero en 2021, anunció que el costo final sería de 12.9 mil millones con recursos aportados por el Estado y sin contratar deuda. Y apenas la semana pasada, el 20 de septiembre, el primer mandatario dijo que la obra aumentará su precio por arriba de los 12 mil millones de dólares, pero no precisó la cifra, y solo se adelantó a decir que no será de 20 mil millones, tal y como algunos expertos han señalado que ese será el costo final.


En este juego mañoso de las cifras o como el espectáculo de "atínele al precio" la sociedad sólo está confundida por la mentira oficial y muy pronto chocará con la realidad de siempre: costos excesivos en obras públicas, más corrupción y más pobreza. Lo cierto hasta ahora, es que el Consejo de Administración de Pemex dio luz verde para gestionar este año, 6 mil 470 millones de dólares más, lo que catapultará el costo de la refinería a más de 15 mil millones de dólares. De tal forma que la cifra de arranque de 8 mil millones, en 2019, ahora será por el doble el costo total.

En este contexto, expertos en economía advirtieron que una refinería a un costo de 8 mil millones de dólares era muy alto, máxime para un país con crisis económica, alta pobreza y marcada desigualdad social. Además, Pemex no ha transparentado los costos de los 156 contratos
aprobados para las obras de la refinería y tampoco ha hecho públicos cómo han aumentado los montos de los contratos originales.


La calificadora Moody’s, desde 2019 cuando empezaron las obras, advirtió que los costos originales irían a la alza, debido a la falta de experiencia y planeación del gobierno para construir refinerías.


Vale citar que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó una serie de irregularidades en Dos Bocas, tales como iniciar las obras sin contar con la Manifestación de Impacto Ambiental Regional, opacidad, y pagos en exceso e injustificados. Pero hasta ahora no ha pasado nada y lo más seguro es que al término del gobierno de López Obrador nadie será llamado a rendir cuentas, pues todo indica que Morena seguirá en el poder después de 2024.


La escena que estamos viendo los mexicanos, es la misma que el PRI mostró a plenitud en años pasados son abusos y corrupción, en donde la corrupción siempre empezó con la mentira oficial en las alturas del poder. Ahora el gobierno federal, encabezado por López Obrador y su partido Morena, nos llevan por el mismo camino.

LA SIMULACIÓN, EL ABUSO Y EL DAÑO

A los mexicanos se nos vendió esta megaobra de la refinería de Dos Bocas, en Paraíso, Tabasco, como un proyecto insignia de soberanía, seguridad energética y de sustentabilidad. Sobre todo, se reafirmó que sería muy benigna con el ambiente y gran detonador de empleos y fuerte competidor en el mercado global de los hidrocarburos.

Vale recordar que este proyecto de Dos Bocas –rebasado por las tendencias mundiales de transitar a la era de las energías renovables–-, violó desde el inicio de su construcción –hace más de tres años–, la normatividad ambiental, pues los trabajos empezaron sin contar con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) y sin los estudios de Riesgo Ambiental. Tampoco se conoció el Proyecto Ejecutivo, el cual es fundamental para después realizar dichos estudios ambientales que marca la ley.

Y dado que se van a manejar sustancias peligrosas, el Estudio de Riesgo Ambiental era indispensable antes de iniciar las obras, y este trabajo junto con la MIA requieren de entre seis meses a un año para su elaboración. O sea, lo que se hizo después ha sido totalmente irregular, arbitrario y con pleno abuso del poder.

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ajustó todo a la medida del interés de López Obrador, y con ello quedó de manifiesto la forma de violentar el Estado de Derecho, pues primero iniciaron los trabajos de construcción y después cuadraron a su modo los requisitos que marca la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente.

Ni Rocío Nahle, secretaria de Energía –que con enjundia promueve la refinería con carácter de "sustentabilidad"–, puso a consideración, en su momento, el proyecto a la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (el cual la normatividad indica que debe publicarse en la Gaceta Ecológica de la Semarnat para conocimiento de la opinión pública). La opacidad, la ilegalidad y el abuso de poder envuelven a la obra insignia del gobierno de la llamada 4T.

Y vale subrayar que la Semarnat sólo autorizó el proyecto de ampliación del puerto de Dos Bocas, Paraíso, para aumentar el volumen y profundidad del dragado, y al momento de iniciar obras no tenían ningún permiso más.

Expertos en materia ambiental y energía han calificado de altamente vulnerable la futura refinería a las inundaciones por los fenómenos meteorológicos, altos costos de obra y operación, y advierten limitaciones tecnológicas y falta de planeación, así como mercados adversos para Pemex ante el declive mundial del uso del petróleo. Hasta los análisis de Pemex identificaron 106 puntos de riesgo en la zona de obras y en la propia infraestructura del complejo petrolero.

ECOCIDO 'SILENCIOSO'

En el polígono de la obra se destruyeron más de 300 hectáreas de manglar e impactaron también el hábitat de moluscos, plantas, aves y otras especies endémicas. La refinería colinda con los pantanos de Centla y de la Reserva Ecológica Río Playa. Y biólogos del Instituto de Ecología de la UNAM me comentaron que en estas zonas aún se encuentran cocodrilos, manatíes, tortuga blanca (en riesgo de extinción), entre otras especies.

De acuerdo a la ley en la materia, destruir un manglar está prohibido y es motivo para suspender o clausurar la obra.

El Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) alertó que Dos Bocas estaba considerada por el Instituto Mexicano del Petróleo como una zona no apta para una refinería, pues de acuerdo a estudios de este organismo en 2008, consideró que de siete potenciales áreas en la región, la peor era donde hoy se construyó el complejo petrolero, debido a la presencia de manglares y el riesgo permanente de inundaciones, como ahora ocurren.

La versión oficial indica que una vez terminada la refinería, se crearán 100 mil empleos directos e indirectos, y que tendrá capacidad para procesar 340 mil barriles diarios de petróleo tipo Maya de 22 grados API.

Pero, el proyecto gubernamental de la refinería de Dos Bocas no sólo viola normatividades ambientales mexicanas, sino también acuerdos internacionales para conservar la biodiversidad.

La destrucción de los manglares es irreversible, y ninguna medida de mitigación que emprenda Pemex en la región compensará el daño ambiental en áreas que la Semarnat tiene catalogadas como protegidas.

Lo que nos queda por el momento es exhibir los abusos y dejar constancia también de los despilfarros, de la demagogia, la corrupción y opacidad de este gobierno que prometió transformaciones.


 


 


 


EL CONTENIDO EXPRESADO EN LOS ARTÍCULOS SON RESPONSABILIDAD EXCLUSIVA DE LOS AUTORES Y NO REPRESENTAN LA POSTURA POLÍTICA DEL DIARIO MÁS CLARO CLICK INFORMATIVO.





Comentarios


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Miguel Angel Regidor
2022-10-03

podríamos esperar algo diferente de esta gente?