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Explosiva urbanización sin articulación metropolitana




Fecha: 2022-10-04


Por Alejandro Ramos Magaña 

Desde mediados de la década de los 70, del siglo XX, los urbanistas ya advertían de los riesgos por la tendencia de crecimiento urbano desordenado, sin planificación territorial y sin políticas sostenibles en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM).

La rápida urbanización, si bien logró un detonante económico en la región centro del país, también fue acumulando problemas sociales como desigualdad, hacinamiento, discriminación, inseguridad, multiplicación de colonias, pueblos y barrios con servicios urbanos deficientes y alta vulnerabilidad a fenómenos meteorológicos y geológicos.

Las políticas públicas de los gobiernos en turno (federal y local) quedaron rebasadas por el mercantilismo del desarrollo urbano, el cual impuso sus reglas de transformación y dobló los deficientes esfuerzos de una planificación normativa y centralizada.

En pleno siglo XXI, la desarticulación institucional es la que se impone, predomina el conflicto sobre la cooperación. Los gobiernos, federal, del Estado de México, Ciudad de México e Hidalgo --que conforman la Cuenca del Valle de México y delimitada por 59 municipios del Edomex, 16 alcaldías de la CDMX y un municipio de Hidalgo, con una población total de 21 millones 828 mil 944, de acuerdo al Censo de 2020--, no terminan por concretar una plataforma formal metropolitana. 


La Zona Metropolitana del Valle de México está delimitada por las 16 alcaldías de Ciudad de México, con 9,209,944 habitantes, 59 municipios del estado de México, con 12,450,698 habitantes, y 1 municipio del estado de Hidalgo, con 168,302 habitantes.


El problema no es que falten estudios metropolitanos, por supuesto que los hay, tanto de los gobiernos como de instituciones académicas, ONG's, de gremios de urbanistas, arquitectos e ingenieros. El país está sobrediagnosticado, ya se sabe qué es lo que se debe hacer, pero falta la instrumentación legal integral para echar a andar un plan que rebase los esquemas reduccionistas y parciales, que no terminen con trienios y sexenios ni con las alternancias en el poder.


Las leyes en desarrollo urbano no terminan de articular un rumbo definido de crecimiento y desarrollo metropolitano, persisten las inequidades y las injusticias; se le sigue dejando a que sea el conflicto el que determine qué tipo de reacciones se emprenderán, y no a la inversa que sería actuar con visión y misión estratégica a 50 años.


A finales de diciembre de 2019, un grupo de investigadores del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad (LANCIS), del Instituto de Ecología de la UNAM, presentó un estudio sobre los mapas de urbanización proyectados al 2060 en la Zona Metropolitana del Valle de México, y con base a las modelaciones científicas reveló que, de continuar la misma tendencia de crecimiento urbano desordenado, la temperatura en esta región aumentará hasta 3 grados centígrados, sólo por esa causa, aunado al incremento de mayor calor por el cambio climático.


El estudio, coordinado por la investigadora Yosune Miquelajauregui Graf, advierte que las zonas como Tlalpan, Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Tláhuac y Xochimilco, así como municipios mexiquenses como Chalco, Cuautitlán, Ecatepec, Texcoco, Atenco y Zumpango, entre otros, experimentarán las altas temperaturas y por consiguiente demandarán más agua a un acuífero cada vez más sobreexplotado.

La propia investigadora lo ha dicho: "Se encienden los focos rojos, y en algunas áreas se debe tener más cuidado por las condiciones de vulnerabilidad ya existentes".

La investigación señala que la ZMVM, en el 2014, tenía 2 mil 287 kilómetros cuadrados (INEGI), y de seguir el anárquico crecimiento podría alcanzar los 6 mil 459 kilómetros cuadrados para 2060, lo que implicaría un área 282% mayor. El impacto severo sería en las superficies naturales, las cuales cederían al cemento y al concreto, y ese crecimiento arrasador lo mantiene muy dinámico el Estado de México.

Y con relación a la cobertura agrícola de las cuencas del surponiente de la Ciudad de México se corre el riesgo de una disminución del 14%, entre 2014-2060, y la cobertura forestal también se vería reducida en un 7%.

Desde 2001, las propias autoridades ambientales de la Ciudad de México reconocieron que las invasiones a suelo de conservación en Tlalpan, Tláhuac, Álvaro Obregón, Xochimilco y Magdalena Contreras estaban fuera de control. Y muchos de esos asentamientos irregulares hoy, a más de 20 años de ese reporte, están consolidados; es decir, tienen servicios, se urbanizaron a costa de arrasar con la masa forestal –las "fábricas" de agua–. Y lo peor, es que el crecimiento hormiga persiste en la superficie de recarga del acuífero.

El citado estudio lo precisa: "El crecimiento urbano sobre las cuencas altas también podría tener efectos sobre la disponibilidad del agua. Podría aumentar el escurrimiento superficial de agua pluvial; es decir, habría menos infiltración a mantos freáticos y, en consecuencia, menos recarga de los mismos".


¿Qué implica esto?, que la lluvia ya no se infiltraría al acuífero y los escurrimientos serán cada vez mayores a las partes bajas de las zonas urbanas provocando severas inundaciones, como ocurre hasta la fecha. La proyección al 2060 es que escurría hasta tres veces más agua a suelo urbano elevando la vulnerabilidad en colonias bajas.

Por eso el desabasto de agua cada año adquiere mayor relevancia, pues hay menos infiltración al acuífero y la población sigue creciendo.

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) tiene registrados 653 acuíferos en el país, de los cuales 106 están sobreexplotados (incluidos el del Valle de México y el de la cuenca de Lerma: Valle de Toluca e Ixtlahuaca-Atlacomulco).

La investigadora Yosune Miquelajauregui lo advierte, ante un crecimiento urbano sin restricciones "no se respetan las áreas naturales protegidas federales y estatales, ni el suelo de conservación; la zona urbana no tiene restricciones físicas o legales para expandirse".

Ahí tenemos el impaco mayor en la ZMVM, con memos superficie natural, menos agua, alteración en el clima local, más incendios forestales, más contaminación del aire y con un detrimento acelerado a la calidad de vida de las comunidades.

En esta columna lo hemos dicho y lo seguiremos diciendo, mientras las autoridades y legisladores no vean a la Zona Metropolitana del Valle de México como una zona integrada, como un todo, los esfuerzos parciales sólo serán parches temporales que no atacarán la vulnerabilidad que hoy enfrentamos.

Ante este escenario de vulnerabilidad creciente y desarrollo desigual, es prioritario, y hasta urgente, una sólida Ley de Desarrollo Metropolitano del Valle de México, en el que se establezca una Autoridad Metropolitana –que trascienda las comisiones que se han creado con pírricos resultados–, un fondo metropolitano para proyectos hídricos y de movilidad sustentable, así como para los servicios públicos básicos y que se diseñen los instrumentos de evaluación para un plan maestro a 30-50 años.

Ordenar, gestionar, proteger, conservar, ese es el reto...


 


 


 


EL CONTENIDO EXPRESADO EN LOS ARTÍCULOS SON RESPONSABILIDAD EXCLUSIVA DE LOS AUTORES Y NO REPRESENTAN LA POSTURA POLÍTICA DEL DIARIO MÁS CLARO CLICK INFORMATIVO.





Comentarios


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Miguel Ángel Regidor
2022-10-04

aun tenemos oportunidad de revertir los daños?