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En dirección al 'infierno climático'




Fecha: 2022-11-08


Por Alejandrfo Ramos Magaña 

La pandemia por Covid-19 provocó a nivel mundial que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) descendieran aproximadamente un 7% durante 2020, debido a las reducciones económica, de actividad industrial, movilidad y viajes, así como en la generación de electricidad, según reportó a fines de ese año el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Pese a la grave crisis sanitaria, este reporte resultó un signo alentador, temporal, para las naciones con miras a intensificar de manera sostenida la lucha para disminuir las emisiones de los gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global.

Sin duda, esta reducción del 7% en 2020, pronto se desvaneció en 2022, pues la mayoría de las naciones no aplicaron medidas urgentes para promover la reducción de las emisiones de CO2 en forma sostenida para alcanzar el 25% como que se tienen previstas para el 2030, tal y como se planteó en el Acuerdo de París, en la que participaron 196 países, en 2015.

El PNUMA, en su Informe sobre la Brecha de Emisiones 2020, advirtió que a pesar de este descenso en las emisiones de dióxido de carbono, aún el planeta se encamina peligrosamente a un aumento de temperatura de 3 grados Celsius en este siglo, pues la reducción del 7% que ha dejado la pandemia representa –según expertos–, el 0,01 grados Celsius del calentamiento global para el 2050.

Recordemos que el Acuerdo de París (conocido como COP-21) trazó como objetivo central acotar el calentamiento global entre 1.5 y 2 grados Celsius en el 2030, y esto sólo se podrá lograr si la reducción de los gases de efecto invernadero alcanza el 25%.

En los últimos cinco años se han registrado temperaturas altas récord a nivel mundial con resultados altamente dañinos para la humanidad y la naturaleza: sequías extremas, huracanes más potentes y sucesivos, tormentas (pese a que la tendencia mundial es de menos lluvias), los glaciares se derriten y los incendios forestales son más frecuentes y prolongados. Todo lo anterior aunado a que en varios países la destrucción de bosques y selvas sigue fuera de control, y con ello las migraciones son más intensas en los llamados corredores secos donde la tierra ya no produce.

La lucha contra el calentamiento global merece la misma respuesta que las naciones han puesto hacia la pandemia de Covid-19. Cada año los fenómenos meteorológicos extremos envían señales de que urge desacelerar las emisiones de gases de efecto invernadero, pero los gobiernos no responden con una estrategia rápida, efectiva y enérgica. Muchas naciones, como México, no han actualizado nuevas metas de mitigación y adaptación al cambio climático.

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha lanzado insistentes llamados a los jefes de Estado para que declaren un "estado de emergencia climática", ya que los compromisos no son suficientes para contener el incremento de la temperatura media de la Tierra a un máximo de 1,5 grados Celsius.

Los científicos han sido claros y contundentes: si no se cambian las políticas para neutralizar el carbono, un aumento de temperatura del planeta de 3 grados Celsius provocará cambios irreversibles en la Tierra con un alto costo para la biodiversidad. "Un país no debe emitir más gases de efecto invernadero de los que puede absorber", han advertido.

A nivel mundial China es el principal emisor de estos gases, y también es el que mantiene un compromiso menor para combatir el cambio climático. Le siguen Estados Unidos, India, Rusia, Japón, Irán, Alemania, Corea del Sur, Arabia Saudita y Canadá, entre otros.

CASO DE MÉXICO

Este 7 de noviembre inició en Egipto la Conferencia de las Partes (COP-27) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, y apenas 10 días entes, el gobierno federal mexicano anunció su "nueva meta climática" en la que establece que reducirá al 30% la emisión de gases de efecto invernadero al 2030, y hasta de 40% de manera condicionada.

Sin embargo, hay que señalar que el gobierno de López Obrador reaccionó sólo despues de la visita de John Kerry, encargado de los temas climáticos del gobierno de Estados Unidos, el 28 de octubre pasado.

La presión externa se debe a que el gobierno federal mantiene la tendencia sobre el uso de combustibles fósiles para generar energía eléctrica y ha bloqueado a los inversionistas en energías renovables. La política gubernamental apunta a una falsa soberanía energética que estanca las acciones contra el cambio climático. Prevale el esquema ideológico, cerrado, atrasado y que le costará mucho a México.

Además, otro retroceso en este gobierno se tiene con la construcción de la Refinería de Dos Bocas, en Tabasco, cuyo costo ronda los 15 mil millones de dólares y se estima que el costo final será cercano a los 20 mil millones de dólares. Y según los expertos la vida productiva de una refinería está entre los 50-60 años, pero Dos Bocas a lo mucho lo hará en 20.

Ahora bien, en su llamada nueva actualización de metas, el gobierno de López Obrador establece que las reducciones de los gases de efecto invernadero lo logrará con su programa Sembrando Vida, con la creación de nuevas Áreas Naturales Protegidas (ANP), mediante el impulso de la estrategia nacional de carbono azul (ecosistemas costeros de manglar, pastos marinos y marismas), acciones de electromovilidad, trabajo a distancia, movilidad ferroviaria, eficiencia energética y económía circular.

En el caso de Sembrando Vida, el programa ha sido muy cuestionado, pues en lugar de ser una iniciativa de reforestación con un esquema de empleo a los ejidatarios y campesinos, proliferan los bosques y selvas devastados. En el caso de las ANP, existe un rezago en la actualización de los planes de manejo, y para colmo el organismo que se encarga de su administración, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) desde 2019 opera con presupuestos pírricos que la mantienen casi inmóvil.

En el caso del plan ferroviario este gobierno le apuesta a su Tren Maya, que ha deforestado y destuido los ecosistemas de Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Y en materia energética no se puede hablara de eficiencia cuando la apuesta sigue siendo el uso de combustibles fósiles a gran escala.
No hay una política firme y consecuente de descarbonizar el sector energético.

El escenario es de que México va por la "autopista del infierno climático", como bien lo dice el secretario general de la ONU, António Guterres.

Y cabe precisar que México y Brasil son los únicos países de América Latina en el ranking de los 15 países que mayores emisiones de dióxido de carbono lanzan a la atmósfera.

Podemos anticipar que, al menos en este gobierno, las políticas en el ámbito energético no permitirán cumplir en tiempo y forma con la reducción de gases de efecto invernadero. Lo veremos al tiempo.


 


 


 


EL CONTENIDO EXPRESADO EN LOS ARTÍCULOS SON RESPONSABILIDAD EXCLUSIVA DE LOS AUTORES Y NO REPRESENTAN LA POSTURA POLÍTICA DEL DIARIO MÁS CLARO CLICK INFORMATIVO.





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