Por J. Felipe Escorcia Martínez
Desde que tomó protesta como Alcaldesa de Cuauhtémoc en la Ciudad de México, Sandra Xantall Cuevas Nieves, se ha visto envuelta en diferentes escándalos mediáticos donde aflora su racismo, clasismo y desprecio hacia la gente. Esa noche de octubre de 2021, la señora Cuevas, anticipaba lo que sería su actuar en la demarcación: la prepotencia y el uso superficial del dinero. Quién no recuerda la alfombra roja por la que caminó, cual estrella de Hollywood, la flamante Alcaldesa; las pantallas gigantes, los meseros, la música, la pirotecnia y los cientos de mariposas que, al ser liberadas al mismo tiempo que los fuegos artificiales, murieron calcinadas. Todo un derroche de recursos.
Como un producto mal acabado del senador Ricardo Monreal, que sin su apoyo no habría llegado a donde está, carece de la habilidad de hablar coherentemente sin un discurso escrito o un telepronter en los cuales lea sus discursos; situación que se manifiesta en el “chacaleo” periodístico y que ha exhibido su verdadero Yo. Pese a ser de origen humilde, nacida en el barrio de Coltongo Azcapotzalco, menosprecia a los menos afortunados, “a mí no me gustan los pobres”, y pretende al usar zapatos y ropa de marca borrar su pasado de penurias.
Su actuar como funcionaria pública ha dejado mucho que desear en sólo un año, y sólo ha logrado el rechazo de los habitantes de la Alcaldía. Desde el proyecto que pretendía convertir la Zona Rosa en un corredor estilo Las Vegas, hasta destruir el arte popular de las bardas, mercados y puestos comerciales para imponer una imagen fría y monocromática de los mismos son algunos de los motivos de las críticas de sus gobernados.
La frivolidad y prepotencia de la señora Cuevas la han llevado a actuar violentando la Ley y la propia Constitución Política de la Ciudad de México. Hechos que han sido denunciado en las redes sociales y por medios independientes como Sin Censura, Sin Embargo al Aire y periodistas como Julio Hernández “Astillero” o Hernán Gómez, de la Octava; porque los medios corporativos no dan cuenta de ello. Cabe recordar cuando circuló en la Ciudad de México, a bordo de una camioneta tipo Suburban con placas alteradas del estado de Morelos; o aquel 28 de febrero del presente año, cuando un grupo de habitantes de la demarcación pretendía manifestarse en su contra, frente al edificio de la alcaldía, fue rebasado el reclamo con un grupo de comerciantes afines a ella a quienes lanzó pelotas con billetes de 500 pesos. Hechos que negó rotundamente.
En marzo se vio obligada, por mandato de un juez, a pedir disculpas públicamente y someterse a un tratamiento psicológico, dos veces por semana durante tres meses, y pagar el valor de dos celulares; como acuerdo reparatorio de los delitos que cometió en contra de dos elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, a los cuales agredió verbal y físicamente, además de privarlos de su libertad en la misma alcaldía.
En junio enfrenta un proceso de destitución por el cierre temporal, sin justificación, del Deportivo Guelatao; situación de la que sale avante en octubre pasado, tras ser exonerada por un juez. Pero los escándalos continúan, otra de sus cualidades, el nepotismo, se da al colocar a su hermana Vianney Cuevas como Coordinadora Territorial de la alcaldía, pero sin estar en la nómina de la misma como lo ha denunciado el Concejal Morenista Saúl Doroteo Neri. Así mismo, María del Rocío Álvarez Guerra, miembro de la Comisión de Participación Comunitaria de la colonia Cuauhtémoc, ante Hernán Gómez, informó que Sandra Cuevas decretó crear un grupo de élite de reacción inmediata para romper reuniones vecinales e intimidar a vecinos que pretenden emitir quejas o demandas en su contra. Como es sabido, a la Señora Alcaldesa se le relaciona con la Asociación de Ambulantes de la familia Barrios.
Todo un estuche de cualidades que dan risa y llanto. Con una personalidad llena de cualidades actorales ante las lentes, en lo privado manifiesta su intolerancia política en lugar de trabajar para beneficio de sus gobernantes. Ahora amenaza al gobierno federal y, en especial, al de la Ciudad de México con denunciarlos ante posibles desvíos de recursos públicos, para pagar a acarreados en la marcha del domingo 27 a la que convocó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Con su comportamiento, la Alcaldesa de Cuauhtémoc, ha demostrado ser un personaje abyecto con sus interlocutores políticos. Así se exhibió ella misma el día 16 del presente, cuando en una comparecencia virtual realizada ante miembros de la Comisión de Presupuesto del Congreso de la Ciudad de México, donde se analizaba lo destinado a la alcaldía para 2023 se mostró intolerante al contestar los planteamientos que se le hacían. Se dirigió a los diputados y diputadas por números y no por sus nombres, situación que provocó el reclamo por parte de la Diputada Presidenta, Valentina Batres Guadarrama. Ante esta observación, la Señora Cuevas exigió que a ella se dirigieran como Señora Alcaldesa de Cuauhtémoc Sandra Cuevas y no sólo Señora Alcaldesa. Con una falta de respeto y con una desfachatez desenfrenada prosiguió con su alocución sin permitir hablar a la Diputada.
“Señora Alcaldesa de Cuauhtémoc, mi nombre es Xóchitl Bravo Espinosa diputada de este Congreso de la Ciudad de México y el mismo respeto que Usted requiere, es el mismo que exigimos nosotras las legisladoras” reviró Xóchitl. Al ver que no iba a imponer su posición, Sandra Cuevas cortó la transmisión y dio por concluida su comparecencia.
Con esta actitud donde se denota su soberbia a costa de todo, su horizonte político es de un rotundo fracaso a no ser que los partidos políticos que la cobijaron para llegar al Poder, lo sigan haciendo. Y no hay duda de esto, ya que al carecer la oposición de un proyecto y líderes sólidos, tienen que hacer uso de personajes, que por sí mismos, sólo destacan por su desprecio hacia el Pueblo. El tiempo y los votantes tendrán la última palabra.
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