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¿Eterno rescate o eterno fracaso?: el río Magdalena




Fecha: 2023-05-02


Por Alejandro Ramos Magaña


Foto: Especial


 


Como consecuencia del crecimiento demográfico y de la expansión urbana en la Ciudad de México --en más de cuatro décadas--, se han perdido extensas superficies de suelo boscoso, proceso que también ha impactado a los cuerpos de agua. Los ríos que, en otrora, le dieron el esplendor a la Cuenca de México y fueron fuente de alimentos, llevan años arrastrando los desechos urbanos y 45 ríos se encuentran entubados. Sólo el río Magadalena se resiste a sobrevivir a cielo abierto.


Este río nace en las faldas del Cerro de la Palma, dentro de la Sierra de las Cruces, al oeste de la alcaldía de Cuajimalpa, y concluye pasando los Viveros de Coyoacán, a la altura de Circuito Interior Río Churubusco. El río Magdalena es el único cuerpo de agua "vivo" en la Ciudad de México, data de la época prehispánica y tiene una extensión de 8.8 kilómetros al aire libre y 4.6 km más están entubados e integrados al drenaje.


También es el río que más recursos y planes se han destinado para rescatarlo y para restaurar su cuenca. Sin embargo, las malas prácticas de grupos sociales siguen frenando todo intento de recuperación, a lo que se suman los cambios de gobiernos que todo alteran y frenan, y toda tarea se regresa casi a partir de cero.


Entre 2007 y 2008 se realizó el mayor esfuerzo científico por recuperar este afluente y se diseñó el plan maestro "Salvemos al Río Magdalena". El trabajo tuvo un costo de 43 millones de pesos y participaron 110 investigadores universitarios, coordinados por Manuel Perló, entonces director del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) de la UNAM, y por Roberto Eibenschutz, miembro del Programa Universitario de Estudios Metropolitanos de la UAM Xochimilco. Perló se abocó al tema del río Magdalena y Eibenschutz al caso del río Eslava, cuyas cuencas son colindantes, entre las alcaldías Magadalena Contreras y Tlalpan.


El trabajo científico se terminó en octubre de 2008 y fue turnado a las entonces autoridades del gobierno de Marcelo Ebrard (2006-2012) para su revisión técnica y aprobación, quienes una vez terminada su evaluación, a principios de 2009, lo sometieron a consulta pública con el fin de que la población sumara ideas y propuestas para garantizar en rescate integral para las siguientes décadas.


El plan fue contundente: era urgente reubicar 21 asentamientos irregulares, ordenar las descargas a los ríos, tratar el agua residual, reforestar, recuperar suelos y abrir espacios al ecoturismo, entre otros.


También se incluyó el monitoreo y saneamiento de los cuerpos de agua, se recomendaron obras de restauración ambiental y realizar talleres con la comunidad para crear conciencia sobre la importancia del río Magadalena en la zona y sus beneficios ambientales para la Ciudad de México.


De igual forma se recomendó que las autoridades controlaran los ritos que se realizan hasta la fecha en el río, pues son frencuentes los sacrificios de animales en el cauce y el uso de ungüentos, esencias y veladoras para las "limpias" de las personas. 


En ese momento el plan maestro no dejaba dudas: era el mejor proyecto de rescate del río Magadalena e implicaba un trabajo continuo de por lo menos 20 años, y con evaluaciones periódicas para actualizarlo cada década siguiente. Su operación anual se estimó en 200 millones de pesos y en una primera etapa se logró, pero al cambiar el gobierno no había recursos suficientes lo que impidió que la administración de Miguel Ángel Mancera (2012-2018) le diera continuidad integral a los trabajos.


Los frutos que dejó este plan maestro fue la reforestación de 300 mil ejemplares, entre pinos y oyameles; se cancelaron descargas de aguas negras al río; hubo recuperación de suelos; se recolectaron cientos de toneladas de basura; se edificó una torre campamento en San Nicolás Totolapan para prevención de incendios y vigilancia; un vivero de aclimatación con una superficie de 1,500 metros cuadrados fue construido en la misma zona, se equparon a guardabosques, se realizaron inventarios de flora y fauna, entre otras acciones.    


Pero todo ese esfuerzo se fue debilitando por la resistencia de pobladores que promueven los asentamientos irregulares, algunos amparados con la bandera del partido oficial Morena. Hoy se estima que existen más de 30 núcleos de invasores con el consecuente daño al bosque y al río Magadalena, cuyo cauce nuevamente va contaminado por descargas de las viviendas precarias sin drenaje y por consguiente la erosión del suelo sigue avanzando.


El 1 de marzo de 2020, la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, prometió "ahora sí un rescate efectivo" del río Magdalena, y para ello aseguró que retomarían los trabajos hechos por los investigadores, pero ¡dándole un enfoque de rescate de cuenca! Pero lo que ignoró Sheinbaum es que ese mismo enfoque estaba incluido en el plan maestro de 2008.. Tampoco dijo cuánto costaría su nuevo y "efectivo rescate" y cuánto tiempo se llevaría. 


En su llamado nuevo enfoque, Sheinbaum decidió que, en las zonas donde el río reaparece a cielo abierto, en Coyoacán, a la altura de Francisco Sosa y Avenida Universidad, se eliminara la creación de una planta de tratamiento de agua, la cual se recomendó en el plan maestro, y se optó por habilitar humedales para sanear el cauce del Magdalena. Y así quedó.


Otra acción que recomendó fue que en el cauce abierto se desviarán las descargas de aguas negras que desaguan hacia el río Magdalena y se repararán colectores colapsados que provocan que aguas de drenaje lleguen al río. Pero cabe precisar que, si no se frenan los asentamientos irregulares, estas tareas serán de nunca acabar.


Ahora, Sheinbaum está más interesada en su carrera política que en el rescate integral del río Magdalena. Todo quedará para la siguiente administración... como siempre.


Los investigadores de la UNAM y de la UAM Xochimilco fueron contundentes en su momento: si no se dejaba una imagen terminada de saneamiento y orden, el proyecto correría el riesgo de no continuarse en el futuro y de no demostrar contundentemente los beneficios ambientales que el río Magdalena y todo su entorno boscoso ofrecen a la capital del país.


Tal vez sea importante que los legisladores capitalinos ayuden a conformar un consejo de científicos para actualizar y blindar el plan maestro, y con ello darle continuidad con recursos sistemátcos a los trabajos de recuperación de la cuenca y el río Magdalena para los próximos 30-50 años. 





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