Fecha: 2023-05-18

Todo que ver

Lamentable la violencia desenfrenada en distintos ámbitos, en lo social, en lo político, las muestras de barbarie en los actos de los últimos días, la violencia solapada y romantizada, desde declaraciones por parte del ejecutivo federal hacia mujeres que no están de acuerdo con sus ideales, sus posturas, o sus modos. De forma sistemática son violentadas públicamente, y con una ligereza, que hace parecer que nos estamos acostumbrando a ello. La falta de sonoridad mostrado en la práxis por parte de algunas partidarias y funcionarias públicas, que abanderan los movimientos feministas nada más para la foto, o por encimita, es de señalar los acontecimientos en las cárceles de la ciudad de México, mostrando con ello el nivel de falta de ordenamiento interno, y leyes más severas para el sistema penitenciario, reglas para los internos y los que ahí trabajan, que de la corrupción hormiga han hecho un modus vivendis y operandis, llevando a esos lugares de reclusión a su más oscuro momento en la historia de este país. Donde los delincuentes son víctimas de otros delincuentes, solapados por autoridades que resultan ser más delincuentes que los del otro lado de la reja, donde se ha propiciado la germinación de un ecosistema perfecto para que adentro la corrupción y las cosas más prohibidas que uno puede imaginar, sucedan en las narices de las autoridades; el hartazgo por parte de algunos internos propició los actos de todos conocidos en días pasados, matando a una célula de extorsionadores que operaban en el interior de este centro de reclusión, la idea entonces de reinserción social, es solo un discurso, es letra muerta, si bien nadie pide que las cárceles sean un parque de diversiones, sí deberían de ser centros de compurgación de penas corpóreas, y como tal sin privilegios ni distinciones, pero justo en eso está el negocio más lucrativo; De entrada si partimos de que muchos de los que ahí se encuentran fueron injustamente sentenciados. Algunos traen penas muy por debajo de lo que se merecen y otros, pues están por el menor de sus delitos, algunos otros se encuentran desde hace años en espera de una sentencia, que tal vez llegue después de su muerte, la cárcel debería de ser un lugar en el que nadie, nunca jamás quiera entrar, el que entra... jamás quiera regresar, y el que ahí viva hasta sus últimos días haga algo de provecho, por él mismo, y tenga una vida con lujos nulos, pero resguardando sus derechos básicos y la oportunidad de hacer algo por la comunidad penitenciaria.

Por eso necesitamos un sistema judicial más técnico, jueces con sensibilidad, con firmeza en sus resoluciones, con la mente clara, la mano en la Constitución, libres de cuotas, compromisos sociales y con la conciencia que al sentenciar, resolver, pronunciarse, tienen el respaldo de las leyes, y no de las personas, el enjuiciador, no tiene que ser un ente popular, ni carismático, debe saberse hacedor, buscador y aplicador de la justicia, con la responsabilidad que el mal juicio, tendrá consecuencias, de conciencia, sociales, y técnicas.

Por eso este Chacal felicita, aplaude, reconoce a los juzgadores que empiezan con la verdad de saber su importancia en una sociedad, una comunidad con carencias educativas, cívicas y humanas.

Felicidades a la Dra. Norma Piña y a los que trabajan por sus ideales, y metas profesionales de altísima repercusión e importancia en el día a día de este país, me sumo a las muestras de apoyo en estos momentos de turbulencia política, donde la verdad y llegar a ella puede tener consecuencias funestas.

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