Israel, Irán y la Franja de Gaza: una rivalidad que redefine el equilibrio en Medio Oriente
Israel e Irán intensifican su rivalidad con Gaza como epicentro indirecto. ¿Cómo se transformó este conflicto en una amenaza regional con impacto global?

Por Mario Victorino
La tensión entre Israel e Irán, con la Franja de Gaza como uno de sus principales escenarios indirectos, ha escalado en los últimos años hasta convertirse en uno de los conflictos más complejos y peligrosos del siglo XXI. Lo que comenzó como una rivalidad ideológica y geopolítica se ha transformado en una confrontación regional con múltiples frentes, actores y consecuencias globales.
Orígenes de una enemistad estratégica
La enemistad entre Israel e Irán se remonta a la Revolución Islámica de 1979, cuando el nuevo régimen iraní rompió relaciones con el Estado israelí y lo declaró enemigo ideológico. Desde entonces, Teherán ha financiado y respaldado a grupos armados como Hezbolá en Líbano y Hamás en Gaza, considerados por Israel como organizaciones terroristas.
Para Irán, Israel representa una extensión del poder occidental en Medio Oriente, mientras que para Israel, Irán es el principal patrocinador de amenazas existenciales en su frontera norte y sur.
Gaza como campo de batalla indirecto
La Franja de Gaza, gobernada por Hamás, ha sido uno de los principales escenarios de esta confrontación indirecta. Irán ha proporcionado apoyo financiero, logístico y militar a Hamás, fortaleciendo su capacidad para lanzar ataques contra territorio israelí. A su vez, Israel ha respondido con operaciones militares masivas que han dejado miles de muertos y una devastación profunda en Gaza.
El conflicto se intensificó tras los ataques del 7 de octubre de 2023, cuando Hamás lanzó una ofensiva sin precedentes contra el sur de Israel. La respuesta israelí fue inmediata y brutal, con una campaña militar que ha dejado más de 40,000 muertos en Gaza y ha generado una crisis humanitaria sin precedentes.
De la guerra por terceros al enfrentamiento directo
Durante décadas, la confrontación entre Israel e Irán se libró a través de terceros: milicias, ataques encubiertos, sabotajes y asesinatos selectivos. Sin embargo, en 2024, el conflicto dio un giro cuando Israel atacó el consulado iraní en Siria, considerado por Teherán como territorio soberano. Irán respondió con un ataque masivo de drones y misiles, marcando el primer enfrentamiento militar directo entre ambos países.
Este nuevo escenario ha encendido las alarmas internacionales ante el riesgo de una guerra regional abierta, con consecuencias impredecibles para la seguridad global y el suministro energético.
El papel de los aliados y la presión internacional
Estados Unidos, aliado histórico de Israel, ha intentado contener la escalada, mientras que potencias como Rusia y China observan con cautela. Países árabes como Jordania y Egipto han expresado preocupación por la expansión del conflicto, temiendo que la violencia se extienda a sus territorios.
La comunidad internacional enfrenta el desafío de mediar en un conflicto donde las líneas ideológicas, religiosas y estratégicas están profundamente arraigadas.