México rompe récord de inversión extranjera
México alcanzó un nuevo máximo histórico en inversión extranjera directa: 34,265 millones de dólares en el segundo trimestre de 2025. Claudia Sheinbaum atribuye el logro al modelo económico de la 4T, pese a presiones externas como los aranceles estadounidenses.

Por Mario Victorino
Durante el segundo trimestre de 2025, México registró 34,265 millones de dólares en inversión extranjera directa (IED), superando el récord anterior y duplicando los niveles observados en 2017. El dato fue validado por la Secretaría de Economía y presentado como evidencia del fortalecimiento del modelo económico impulsado por el gobierno federal.
Este resultado se da en un contexto de tensiones comerciales con Estados Unidos, particularmente por la imposición de nuevos aranceles. A pesar de ello, el flujo de capital extranjero hacia México se mantuvo robusto, lo que refuerza la narrativa oficial de que el país ofrece estabilidad, rentabilidad y condiciones atractivas para la inversión.
Factores que explican el crecimiento
El repunte se vincula con incentivos fiscales en sectores estratégicos, como los Polos de Desarrollo para el Bienestar, que ofrecen deducciones de hasta 100% en activos fijos, además de beneficios en capacitación e innovación. También se han publicado guías de financiamiento para proyectos turísticos, industriales y de economía circular, lo que amplía el abanico de oportunidades para capital extranjero.
El modelo económico vigente combina aumentos salariales, inversión pública y estímulos regionales, sin que ello haya generado presiones inflacionarias significativas. Esta combinación ha sido presentada como evidencia de que es posible atraer inversión sin recurrir a políticas de austeridad ni precarización laboral.
Implicaciones para la política económica
El récord en IED refuerza la estrategia gubernamental de posicionar a México como un destino confiable para capitales internacionales, incluso en medio de reconfiguraciones geopolíticas. La cifra también permite al gobierno contrastar su enfoque con modelos anteriores, marcando distancia respecto a paradigmas neoliberales que asociaban la inversión con contención salarial y desregulación.
En términos políticos, el resultado fortalece la narrativa de que la Cuarta Transformación no solo combate la pobreza, sino que también genera condiciones para el desarrollo económico con inclusión social.