El socialismo a oscuras: Cuba sufre otro apagón total y el país queda paralizado
Cuba sufrió un nuevo apagón total el 10 de septiembre de 2025, dejando a más de 10 millones de personas sin electricidad. Es el quinto colapso nacional en menos de un año y evidencia la grave crisis energética que atraviesa la isla.

Por Mario Victorino
La mañana del 10 de septiembre de 2025, Cuba volvió a quedar completamente a oscuras tras un colapso del Sistema Eléctrico Nacional. La desconexión total, que afectó a más de 10 millones de habitantes, se produjo a las 9:14 a.m. hora local y dejó sin suministro eléctrico a todas las provincias de la isla. Se trata del quinto apagón nacional en menos de un año, un hecho que subraya la fragilidad de la infraestructura energética cubana.
El origen de la falla
De acuerdo con el Ministerio de Energía y Minas, la interrupción estaría vinculada a la salida imprevista de la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras, ubicada en Matanzas, una de las plantas más importantes del país. Aunque las causas exactas aún se investigan, especialistas advierten que el sistema eléctrico cubano opera en condiciones críticas debido a la antigüedad de sus instalaciones, la dependencia de combustibles fósiles y la falta de mantenimiento.
Un sistema al límite
La red eléctrica de Cuba depende de ocho termoeléctricas obsoletas y grupos electrógenos distribuidos a lo largo del territorio, todos con un alto consumo de combustible. La reducción de importaciones de crudo desde países aliados como Venezuela, Rusia y México ha agravado la situación, dejando a las centrales con reservas mínimas.
En los últimos meses, los apagones programados se han extendido hasta 15 o 16 horas diarias en varias provincias, incluso en La Habana, donde históricamente eran más cortos. La instalación de parques fotovoltaicos con apoyo de China no ha logrado reducir de forma significativa la frecuencia de los cortes.
Impacto en la vida cotidiana
El apagón total paralizó actividades esenciales en todo el país. Hospitales, sistemas de bombeo de agua, transporte público y comunicaciones se vieron afectados. La falta de refrigeración provocó pérdidas de alimentos en hogares y comercios, agravando la ya delicada situación de escasez de productos básicos.
En zonas rurales y urbanas, la población recurrió a velas, plantas eléctricas privadas y almacenamiento de agua como medidas de emergencia, mientras esperaba la reactivación del servicio.
Recuperación incierta
Las autoridades iniciaron de inmediato trabajos para restablecer el suministro, pero no ofrecieron un plazo estimado para la normalización. En apagones anteriores, la recuperación ha tardado desde varias horas hasta más de un día, dependiendo de la magnitud de la falla y de la disponibilidad de combustible para reiniciar las plantas.
Una crisis estructural
La repetición de apagones nacionales en tan corto tiempo refleja un problema estructural que va más allá de fallas puntuales. La combinación de infraestructura envejecida, escasez de combustible, falta de inversión y gestión centralizada ha llevado al sistema eléctrico cubano a un estado de vulnerabilidad extrema.
Con el verano aún en curso y el consumo eléctrico en niveles altos por las temperaturas, el riesgo de nuevos colapsos sigue latente, lo que mantiene a la población en un estado constante de incertidumbre.