FOBAPROA: La deuda que los mexicanos siguen pagando tres décadas después
Descubre cómo el FOBAPROA transformó la deuda privada en pública y sigue impactando la economía de millones de mexicanos. Análisis profundo de sus consecuencias y vigencia en 2025.

Por Mario Victorino
El Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA) es uno de los episodios más controvertidos en la historia económica de México. Aunque su creación data de 1990, su activación en 1995 marcó un antes y un después en la relación entre el Estado, los bancos y los ciudadanos. Hoy, en 2025, sus repercusiones siguen presentes en el bolsillo de millones de mexicanos, muchos de los cuales ni siquiera habían nacido cuando se tomó la decisión de convertir deuda privada en deuda pública.
¿Qué fue el FOBAPROA?
El FOBAPROA nació como un mecanismo de emergencia para proteger la liquidez del sistema bancario ante crisis financieras. Su propósito era evitar el colapso de los bancos mediante la compra de sus deudas incobrables y la inyección de capital. En teoría, se trataba de una red de seguridad para los ahorradores. En la práctica, se convirtió en una transferencia masiva de deuda empresarial al erario público.
Durante la crisis económica de 1994, conocida como el “error de diciembre”, el peso mexicano sufrió una devaluación histórica, lo que provocó la quiebra de miles de empresas y bancos. Ante este escenario, el gobierno decidió activar el FOBAPROA, absorbiendo más de 550 mil millones de pesos en deudas bancarias. Lo que comenzó como un rescate financiero terminó siendo una carga fiscal heredada por generaciones.
¿Cómo afecta a los mexicanos hoy?
Aunque han pasado tres décadas, la deuda del FOBAPROA no ha desaparecido. Fue transformada en deuda pública a través del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB), y desde entonces se paga con recursos del presupuesto federal. Esto significa que cada año, una parte de los impuestos recaudados se destina al pago de intereses y amortización de esa deuda.
Para los mexicanos, esto se traduce en menos recursos disponibles para salud, educación, infraestructura y programas sociales. En otras palabras, el costo del rescate bancario sigue compitiendo con las necesidades básicas de la población.
Además, el FOBAPROA ha dejado una huella profunda en la percepción ciudadana sobre la justicia fiscal. Muchos consideran que se privilegió a grandes empresarios y banqueros, mientras que los contribuyentes comunes asumieron el costo sin haber participado en las decisiones que lo originaron.
Vigencia política y social en 2025
En el contexto actual, el FOBAPROA ha vuelto al centro del debate político. La administración de Claudia Sheinbaum ha cuestionado abiertamente la legitimidad del rescate y ha propuesto revisar las deducciones fiscales asociadas a la deuda. Incluso se ha planteado la creación de comisiones legislativas para investigar las operaciones realizadas durante su implementación.
Este resurgimiento del tema refleja una demanda social por transparencia, rendición de cuentas y justicia económica. Para muchos jóvenes, el FOBAPROA representa una deuda heredada que limita sus oportunidades y perpetúa desigualdades estructurales.
Colofón
El FOBAPROA no es solo un capítulo del pasado; es una carga viva que sigue moldeando el presente económico de México. Su historia es un recordatorio de cómo las decisiones financieras pueden tener consecuencias generacionales. En 2025, la discusión sobre su impacto no solo es pertinente, sino urgente. La ciudadanía merece saber cómo y por qué sigue pagando una deuda que no contrajo, y qué medidas pueden tomarse para evitar que se repita un episodio similar.