¡Cuidado con el calor!

En 2024, México alcanzó sus peores condiciones de sequía con un porcentaje territorio nacional con un 80% en todo el territorio nacional. Aunque en 2011, la cifra histórica alcanzó el 85% de sequía severa.

masclaro.mx
today 22/05/2025

Por Alejandro Ramos Magaña


En 2024, México alcanzó sus peores condiciones de sequía con un porcentaje territorio nacional con un 80% en todo el territorio nacional. Aunque en 2011, la cifra histórica alcanzó el 85% de sequía severa.

Y durante este año, hasta mediados de mayo, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) reporta afectación por sequía en el país en una proporción arriba del 65%, y según los pronósticos de meteorólogos en los próximos  meses se podría rebasar el nivel de 80% de los impactos por la sequía excepcional y extrema.

Cada año la insuficiencia de lluvias lleva a México a que alcance récords a nivel nacional e internacional por la extensa sequía (que empezó en 2019) y por las altas temperaturas.

El calentamiento global y el fenómeno meteorológico El Niño han llevado al planeta a registrar los años más calurosos en 2016 y 2024. Y todo apunta a que 2025 podrá superar el calor récord.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha insistido en mantener el límite de 1.5 grados Celsius a nivel global con el fin de contener los impactos del cambio climático. Sin embargo, las temperaturas promedio globales han aumentado 1.1 grados Celsius desde fines del siglo XIX. Esto se debe en gran medida por la quema de combustibles fósiles con altas emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, así como por la excesiva deforestación y destrucción de ecosistemas.
Lo grave es que se mantiene una tendencia ascendente de la temperatura global. Por las altas concentraciones de los gases de efecto invernadero.

Veamos, la sequía de 2019 marcó un registro histórico nacional como una de las temporadas extremadamente secas en el país, tanto, que afectó hasta los estados donde típicamente llueve en gran parte del año.

El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) registró el impacto de la sequía extrema en los estados con mayor disponibilidad hídrica: Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Quintana Roo, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz. En estas entidades, desde 2019, llueve 50% menos de la media normal, pero las sequías volvieron a repetirse hasta 2015, y los déficits de precipitaciones se mantienen en las regiones húmedas, y con mayor impacto en los estados secos del centro y norte del país.

La Sociedad Meteorológica de Estados Unidos (AMS por sus siglas en inglés), informó que en 2024 México rompió récord al registrar temperaturas por encima del promedio normal las cuales se mantuvieron durante todo el año con un registro medio anual de 22.4 grados Celsius, mientras que los años más cálidos fueron 2011, 2016, 2017 y 2019, y los pronósticos indican que 2025 también lo será.

Los reportes de la AMS incluyen también en los récords de altas temperaturas a 17 países europeos, así como a Japón y el archipiélago de Seychelles en África; en Estados Unidos, Furnace Creek; en Death Valley, California registró 54.4 grados el 16 de agosto de 2020, 
que es la temperatura más caliente medida en la Tierra desde 1953; y el 20 de junio de ese año, el termómetro alcanzó 38 grados en Verkhoyansk, Rusia, lo que los científicos califican como la temperatura más alta jamás medida dentro del Círculo Polar Ártico.

El organismo difundió que la temperatura media nacional de 2020 estuvo en 1.5 grados por encima del promedio de 1981-2010, además de igualar con 2017 y 2019 como el año más cálido desde que comenzaron los registros de temperatura en 1953.

Y los meses de enero a noviembre del año pasado fueron más cálidos que el promedio, especialmente entre enero y marzo, que se ubicaron entre los cinco períodos más cálidos registrados. 

Y la AMS agrega que los estados de Nuevo León, Puebla y Yucatán registraron su año más cálido, mientras que otras 10 entidades de la República tuvieron su segundo año consecutivo más caluroso.

Estas evidencias nos indican que los fenómenos meteorológicos de calor extremo se van recrudeciendo por el calentamiento global.

De acuerdo con la Sociedad Meteorológica de Estados Unidos, pese a que por la pandemia por el COVID-19, se redujo la movilidad motorizada entre 2020 y 2021 con una disminución de entre 6 y 7% en la quema de combustibles fósiles, la concentración atmosférica de gases efecto invernadero (GEI), principalmente del dióxido de carbono (CO2), se incrementó a niveles más altos en el registro climático.

La evidencia científica del monitoreo del calor nos advierte de escenarios de riesgo. En el caso de México, las sequías extremas catalizarán fenómenos de migración climática al interior del país, crisis alimentaria y de agua; y no estamos preparados para atenderlos como lo requiere la emergencia climática.

Un estudio del Banco Mundial (2020) prevé que para 2050 más de 3 millones de mexicanos se verán forzados a abandonar sus lugares de origen a consecuencia de los impactos del cambio climático.  Y ubica a las regiones del Golfo de México donde habrá movilizaciones masivas, principalmente de Tabasco y Veracruz; y en la zona sur, Chiapas y por la región del Pacífico, Guerrero.

Y los pronósticos de desplazamientos forzados tendrán como destinos al Estado de México, Puebla, Guadalajara, Monterrey, Oaxaca y Baja California.

Los escenarios tienen como base la situación que ahora ocurre en estas regiones como son la deforestación, erosión de tierras, sequías, escasez de agua, cambios de uso de suelo, mala calidad del aire, contaminación de cuerpos de agua y suelo, proliferación de asentamientos irregulares en áreas naturales protegidas, conflictos por el agua, entre otras.

Además, los huracanes son más potentes debido al calentamiento global, y en consecuencia las inundaciones están siendo cada vez más catastróficas (como ocurre en Guerrero, Tamaulipas, Veracruz y Tabasco, siendo una zona altamente vulnerable donde ae ubica la refinería Olmeca, Dos Bocas.

Sobra decir que es de alta prioridad que los estados y la Federación diseñen programas a largo plazo con marcos jurídicos y políticas públicas para prevenir y mitigar los efectos del calentamiento global, así como acelerar la descarbonización de la economía, pues la huella de carbono nos está cobrando la factura y por eso sumamos cada vez más récords, pero de escenarios de alto riesgo. Los tomadores de decisiones siguen ignorando las pruebas del cambio climático e ignoran las alertas.

Además, falta financiamiento para combatir el cambio climático en México. Urgen, pues, mayores partidas presupuestales para que que los recursos bajen a los estados y municipios, y se diseñen programas integrales para la mitigación y adaptación en la crisis climática.