UNAM recibe pliegos petitorios del CCH Sur
La UNAM recibe pliegos petitorios del CCH Sur en medio de protestas estudiantiles. Las demandas abarcan seguridad, infraestructura y transparencia institucional. El conflicto reabre el debate sobre gobernanza universitaria.

Por Mario Victorino
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recibió formalmente los pliegos petitorios entregados por estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur, quienes mantienen un movimiento de protesta para exigir atención urgente a diversas problemáticas que afectan su comunidad. Las demandas incluyen mejoras en infraestructura, garantías de seguridad, transparencia administrativa y respeto a los derechos estudiantiles.
El acto de entrega se realizó en el contexto de una toma parcial de instalaciones, asambleas estudiantiles y movilizaciones que han captado la atención pública. El conflicto, aunque localizado en un plantel específico, refleja tensiones más amplias dentro del sistema universitario, donde jóvenes reclaman mayor participación en la toma de decisiones y respuestas concretas ante situaciones de violencia, negligencia y opacidad.
Demandas clave del pliego petitorio
Los estudiantes del CCH Sur han articulado un conjunto de exigencias que, según ellos, responden a años de omisiones por parte de las autoridades universitarias. Entre los puntos más destacados se encuentran:
- Seguridad integral en el plantel: Solicitan protocolos claros ante situaciones de acoso, violencia y presencia de grupos ajenos a la comunidad educativa.
- Infraestructura digna: Reclaman mantenimiento urgente de aulas, laboratorios, sanitarios y espacios comunes, muchos de los cuales presentan condiciones insalubres o riesgos estructurales.
- Transparencia en el uso de recursos: Exigen rendición de cuentas sobre presupuestos asignados al plantel y participación estudiantil en su fiscalización.
- Respeto a la organización estudiantil: Piden que se reconozcan las asambleas como espacios legítimos de deliberación y que no se criminalice la protesta.
UNAM en la encrucijada
La recepción de los pliegos petitorios por parte de la UNAM marca un punto de inflexión en el conflicto. Aunque la institución ha expresado disposición al diálogo, los estudiantes insisten en que las respuestas deben ser públicas, verificables y con plazos definidos. La desconfianza hacia los canales tradicionales de negociación ha llevado a una radicalización de las formas de protesta, incluyendo paros escalonados y bloqueos simbólicos.
Este episodio se suma a una serie de movilizaciones que han sacudido a la UNAM en los últimos años, donde temas como violencia de género, privatización encubierta y represión han sido recurrentes. El caso del CCH Sur vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de reformar los mecanismos de gobernanza universitaria y garantizar que las voces estudiantiles sean escuchadas sin represalias.
Reacciones en la comunidad universitaria
La entrega de los pliegos ha generado un amplio debate entre docentes, trabajadores y estudiantes de otros planteles. Mientras algunos sectores respaldan las demandas y llaman a la solidaridad interuniversitaria, otros expresan preocupación por la interrupción de actividades académicas y el posible desgaste institucional.
En redes sociales, el tema ha escalado rápidamente, con hashtags que visibilizan la protesta y denuncias sobre presuntas omisiones de autoridades. La polarización también se ha hecho presente, con opiniones divididas entre quienes ven en el movimiento una legítima defensa de derechos y quienes lo consideran una estrategia de presión desmedida.
¿Qué sigue?
La UNAM enfrenta el reto de responder con celeridad y transparencia a las demandas del CCH Sur. Más allá de los puntos específicos del pliego, lo que está en juego es la credibilidad de la institución como espacio de formación crítica y democrática. Si el conflicto se prolonga sin soluciones claras, podría escalar hacia una crisis mayor que afecte otros planteles y detone una movilización universitaria de mayor alcance.
Por ahora, los estudiantes mantienen sus acciones y esperan una respuesta formal que incluya compromisos verificables. La comunidad universitaria observa con atención, consciente de que este episodio podría redefinir el papel del estudiantado en la vida institucional de la UNAM.