Sandra Cuevas y sus vínculos sentimentales: ¿amor, poder o encubrimiento?
Sandra Cuevas, exalcaldesa de Cuauhtémoc, ha mantenido relaciones sentimentales con al menos dos hombres vinculados a procesos penales por delincuencia organizada. Las revelaciones reactivan el debate sobre sus vínculos personales y su impacto político.

REDACCIÓN
La vida personal de Sandra Cuevas, exalcaldesa de Cuauhtémoc, vuelve a estar bajo escrutinio público tras revelarse que al menos dos de sus parejas sentimentales han sido detenidas y vinculadas a procesos penales por presuntos vínculos con organizaciones criminales. Las relaciones, reconocidas por la propia exfuncionaria, han generado controversia por su cercanía con figuras delictivas activas en la Ciudad de México y el Estado de México.
Los casos más notorios involucran a Alejandro Gilmare Mendoza, alias “El Choko”, presunto líder de la organización criminal “La Chokiza”, y a Óscar Giovanni Mata, conocido como “El Topo”, señalado por nexos con La Unión Tepito. Ambos han sido detenidos por autoridades federales y locales, y enfrentan cargos relacionados con delincuencia organizada, extorsión y posesión de drogas.
“El Choko”: líder criminal y pareja efímera
Alejandro Gilmare Mendoza fue detenido en septiembre de 2025 en Ecatepec, Estado de México, y posteriormente vinculado a proceso por delincuencia organizada con fines de secuestro. Su grupo, “La Chokiza”, ha sido señalado por operar redes de extorsión y cobro de piso en zonas comerciales de la capital y el Estado de México.
Sandra Cuevas reconoció públicamente haber sostenido una relación sentimental con Mendoza, a quien conoció en un evento social en Tlatelolco. La relación, según sus propias declaraciones, fue breve y sin conocimiento de sus actividades delictivas. Sin embargo, imágenes compartidas en redes sociales muestran a la exalcaldesa en compañía de “El Choko” en distintos eventos, lo que ha alimentado especulaciones sobre la profundidad del vínculo.
“El Topo”: funcionario local con vínculos criminales
Óscar Giovanni Mata, alias “El Topo” o “El Renato”, fue detenido en la alcaldía Gustavo A. Madero por posesión de sustancias ilegales. Las autoridades lo identifican como colaborador de “El Manzanas”, figura vinculada a La Unión Tepito. Durante la gestión de Cuevas en Cuauhtémoc, Mata ocupó cargos como director territorial en varias colonias, incluyendo Morelos y Peralvillo, zonas con alta presencia de grupos criminales.
La relación entre Cuevas y Mata también fue reconocida públicamente, y se ha señalado que ambos compartieron espacios laborales y personales. La exalcaldesa ha defendido su vínculo como parte de un intento de “transformación personal”, aunque medios y analistas han cuestionado la cercanía con figuras delictivas dentro de su equipo de gobierno.
¿Error personal o patrón político?
Las relaciones sentimentales de Sandra Cuevas con hombres vinculados al crimen organizado han generado un debate sobre los límites entre la vida privada y la responsabilidad pública. Aunque la exfuncionaria ha negado cualquier complicidad o participación en actividades ilícitas, los vínculos reiterados con personas bajo proceso penal han afectado su imagen política y reactivado investigaciones sobre su gestión.
Organizaciones civiles y actores políticos han exigido mayor transparencia sobre los nombramientos realizados durante su administración, especialmente en zonas con alta incidencia delictiva. También se ha solicitado a la Unidad de Inteligencia Financiera revisar los movimientos patrimoniales de sus colaboradores cercanos.
Repercusiones en la esfera pública
El caso de Sandra Cuevas ilustra cómo las decisiones personales pueden tener repercusiones institucionales. En un contexto donde la lucha contra el crimen organizado exige claridad y firmeza, los vínculos afectivos con figuras delictivas generan desconfianza y alimentan narrativas de impunidad.
Aunque no existen cargos formales contra la exalcaldesa, su historial sentimental ha sido utilizado por adversarios políticos para cuestionar su ética, sus alianzas y su futuro electoral. La presión mediática continúa, mientras Cuevas intenta reposicionarse como empresaria y figura pública fuera del ámbito político.